JAMAICA Y ANTÁRTIDA
Pronto nos íbamos a ir pero antes queríamos al menos visitar la Antártida. Es el sitio en el que Mario estaba ansioso de ir. A los demás nos gustaba más nuestro próximo destino.
Estábamos en el aeropuerto y pusimos rumbo a la Antártida, contratamos un barco para que nos llevara, ya que allí no había ni hoteles ni casi nada. Total, que tras un largo camino hacia allí rodeados de peces malolientes y el capitán dándonos ordenes, llegamos allí. Decidimos bajar y Mario estaba tan entusiasmado que se lió a correr por el hielo y a saltar, Maria tan contenta le siguió, iba tan corriendo que piso una parte de hielo que estaba a punto de romperse. Se cayó y tuvimos que ayudarla ya que no sabe nadar y estuvo apunto de ahogarse. Por fin la ayudamos a salir y seguimos con nuestro viaje.
Vimos unos adorables pingüinos, y le echamos muchas fotos, Mario no hacia nada más que imitarlos y nos hacia mucha gracia. En la Antártida sólo había hielo y no nos atrevíamos a andar mucho porque nos podíamos caer o perder. Tras una tarde allí decidimos ir a un sitio caluroso.
¡Tan caluroso como Jamaica!
JAMAICA
Llegamos allí con el mismo barco que fuimos a la Antártida. Cuando llegamos al puerto nos miraba todo el mundo con cara de: ¿Dónde van estos? Pero como nos conocíamos a nadie pues no pasaba nada.
Jamaica se conoce por la paz y la fiesta. La gente se te arrimaba sin conocerte y había muy buen rollo. Había muy buena playa y fuimos allí a echar la tarde. Conocimos a una pandilla la cual nos invitó a una especie de fiesta en la playa por la noche. Esa tarde Elisabeth estaba malísima y no quería salir. Así que salimos Maria Mario y Natalia.
Nos fuimos con nuestros amigos. Y de repente nos dijeron que les acompañásemos, y fuimos. Cuando de pronto echaron a correr y nos dejaron unas bolsas en las manos. Era la policía, venía a por nosotros, y teníamos bolsas de droga en nuestras manos.
Pasamos la noche en el calabozo y gracias a Elisabeth pudimos salir de ahí pagando una fianza de 2.000€. Después de esto decidimos no relacionarnos con mucha más gente así que íbamos a lo nuestro visitando las calles de Jamaica.
En Jamaica no había mucha riqueza, eran las típicas calles de un pueblo llenas de gente y puestos. Jamaica no se nos olvidará jamás. Nuestros viajes pronto acabarán y tenemos que aprovechar este como el último. Nos vemos en España VIAJEROS.
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